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Genealogía del método genealógico (página 2)




Enviado por gdavins



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El interés
persiste y se acrecienta y las motivaciones son variadas, pero la
búsqueda y conocimiento
de los antepasados, parece ser más frecuente de lo que se
piensa. Al identificar a la progenie se debe tener presente, ?que
la posición de un antepasado puede estar definida ya sea
por una relación genealógica real con sus
descendientes, o por una genealogía más o menos
ficticia? (Krauskopff, 1996:83), aspecto que el método
genealógico contribuye a subsanar.

En algunos grupos humanos la
vigencia por mantener una clara posición
genealógica es importante. Los griegos, en su época
fomentaron una orgullosa conciencia
racial, que sustentaban a través del desarrollo de
una genealogía, que remontaba sus orígenes a
héroes, con carácter semi divino. En Corea, el uso de
los ?registros de
linaje, en otras épocas reservado a las familias letradas
de la aristocracia, es hoy en día general. La
mayoría de los coreanos se considera de origen
aristocrático y la prueba sería su
genealogía? (Guillermoz, 1996:187). En cambio en la
región de Vanuatu (Nueva Guinea) algunos grupos locales se
agrupan alrededor de una gran casa de los hombres y destaca la
escasa profundidad genealógica atribuida a los
pequeños tamaños de los grupos de descendencia?
(Bensa y Juillerat, 1996:481).

También ha sido importante para la Antropología, el método
genealógico instaurado por W. Rivers. El cual
institucionaliza las genealogías, como un método
que utilizó en sus trabajos sobre herencia de los
comportamientos, dada su vinculación al mundo de la
medicina y
psicología. No obstante, ?creía
decididamente que éste era el único método
científico que permitía acceder sin riesgos de
error a las terminologías de parentesco. Rivers
veía en las terminologías de parentesco el reflejo
fiel o la supervivencia de formas de matrimonio
actualmente desaparecidas? (Juillerart, 1996:643).

En este momento es preciso situar la visión de este
investigador británico sobre el método propiamente
tal y para ello, resumiremos algunos aspectos centrales de: El
Método Genealógico de investigación antropológica (1985)
de Rivers. En este trabajo
sostiene que la primera función y
más evidente ? del método – es la
elaboración de los sistemas de
parentesco. En segundo lugar el uso que se puede dar a las
genealogías en el estudio de la regulación del
matrimonio, pues al retroceder en el tiempo, es
posible investigar, las formas de matrimonio; (poligamia y
poliandria, el levirato y el matrimonio entre primos cruzados) en
los grupos humanos. Un tercer aspecto ? que Rivers – destaca es
el uso en el ámbito de la
investigación de las leyes que regulan
la filiación y la herencia de la propiedad, (un
pedazo de tierra y sus
múltiples subdivisiones) pueden ser concretamente
abordados a través de este procedimiento
técnico.

Siguiendo en esta línea, un cuarto tema a rescatar es
la posibilidad de ser aplicado el método a los estudios de
las emigraciones. En otro ámbito, Rivers visualiza
ventajas en el estudio de la magia y la religión (el
ceremonial en algunos grupos se asigna en ciertas relaciones de
parentesco) con determinados sujetos. Como sexta utilidad, se
rescata el estudio de cuestiones biológicas que tienen
connotación sociológica (los aspectos
sociodemográficos) en algunas sociedades. En
directa relación, puede aportar a la Antropología
Física, lo
que Rivers ejemplica con sus resultados sobre el albinismo y
daltonismo.

Con respecto a las ventajas del método, Rivers menciona
las siguientes; a) nivel de concreción, (cuestiones
abstractas sobre bases puramente concretas), b) es ventajoso
cuando no se cuenta con tiempo suficiente para el trabajo de
campo y subsana el problema de la lengua
indígena (Rivers recomendaba en este caso
intérpretes), c) comprueba la exactitud de los propios
testigos (el método al contrastar información) posibilita detectar la
contradicción o inexactitud y d) permite entender los
?rasgos de la psicología salvaje? al penetrar en las
peculiaridades mentales de los informantes que causan los
malentendidos.

En síntesis,
Rivers puntualiza dos grandes méritos atribuibles a este
método. En primer lugar, permite retroceder en el tiempo
(a un contexto menos aculturado) y conocer patrones de organización social de hace 150 años
atrás y consecuencialmente establecer las
características actuales producto de
dichas influencias en el pasado. En segundo lugar, posibilita los
?medios para no
solo obtener información, sino para demostrar la verdad de
esta información? (Rivers, 1985; 95). Mediante el
método entonces, este autor estima que es posible
demostrar hechos de la
organización social, con tanta concreción como
es posible en cualquier ciencia
biológica.

Posteriormente a Rivers, algunos investigadores que han
trabajado con el método, refieren algunas de sus
características desde sus experiencias. Malinowski, – cuya
aportación al trabajo de campo – es bastamente reconocida,
señala; ?una genealogía no es más que un
cuadro sinóptico de cierto número de relaciones de
parentesco conectadas entre sí. Su valor como
instrumento de investigación radica en que le permite al
investigador formularse preguntas in abstracto, susceptibles de
ser preguntadas en concreto al
informador indígena. Como documento, su valor consiste en
que proporciona cierto número de datos comprobados
y los presenta en su forma natural de asociación?
(Malinowski, 2001:60). No olvidemos que en su estancia con los
Trobriandeses, registra información genealógica y
la consigna en su mundialmente conocido Los Argonautas del
Pacífico Occidental.

A. R. Radcliffe-Brown, (discípulo de Rivers) lo utiliza
para analizar los sistemas de parentesco, concebidos como la
extensión indefinida de las relaciones entre familias
elementales, que a su vez definen relaciones de orden:
padres/hijos germanos, marido/esposa. Estos ?sistemas
están organizados según reglas sociológicas,
como la unidad del grupo de
germanos o del linaje, que se apoyan, o no, en el referente
genealógico para definir clases terminológicas y
grupos. La hipótesis extensionista (extensión
genealógica de las relaciones de primer orden) será
rechazada incluso por E. R. Leach (1958) que critica el
método genealógico y preconiza un análisis exclusivamente sociológico
del parentesco? (Bonte, 1996:578).

Luego y sin encontrar una definición tácita, en
Las estructuras
elementales del parentesco, (1949) Lévi-Strauss infiere
acerca del método. Cuando al explicar una búsqueda,
de una ?estructura
significativa de los intercambios matrimoniales acerca de los
cuales la sociedad nada
dice; sea directamente por la interpretación de las reglas o
indirectamente gracias a las inferencias que pueden extraerse de
la nomenclatura del
parentesco o por algún otro medio. Se hace hablar entonces
a las genealogías? (Lévi-Strauss, 1985:24). En el
primer tomo de Las estructuras, Lévi-Strauss, presenta 22
genealogías de entre 43 figuras de esta sección. En
el segundo tomo, se consignan 31 genealogías de 87
figuras, diagramas
genealógicos que detallan los más diversos sistemas
de parentesco, tales como; Polinesios, Aranda, Dieri, Katchin,
Australianos, Manchú, Chinos, Tibetanos, etc.

En otro orden, en un trabajo denominado; Oralidad: tiempo,
fuente y transmisión (1997) del español
González Alcantud, destaca la tradición oral como
argot científico de antropólogos, etnólogos
y etnógrafos.
Detallando las figuras narrativas de los pueblos alfabetizados
que han adquirido características de universalidad. Entre
esas menciona a las genealogías; sobre ellas
señala; están ?enlazadas con la narración
mítica, si bien pueden hallarse secularizadas. Constituyen
la fuente de legitimidad política y social
más frecuente en sociedades como la islámica. Los
linajes ?chorfa? magrebíes atribuyen su genealogía
a ser los primeros pobladores islámicos del país;
ahí reside su legitimación política. Asimismo, la
distinción entre tribus, linajes y clanes se hace entre
los beréberes en base a las capacidades individuales para
recordar total o parcialmente las genealogías (Hart,
e.p.). La tradición genealógica es fuente de
poder social y política? (González,
1997:146).

En El método genealógico en la investigación
social (1994) de Ruiz Pérez, encontramos otra
definición; es ??una serie de técnicas
documentales e históricas que nos permiten conocer a fondo
no sólo nuestro linaje sino las costumbres y situaciones
sociales de cada época. En la investigación social,
la antropología se ha destacado por desarrollar
técnicas de recolección
de datos y análisis conceptual conocidas como el
método genealógico? (Ruiz Pérez,
1994:71).

En un trabajo dirigido a estudiantes, conocido como De la
teoría
a la práctica antropológica: el museo como
referencia (2001) de Pastor Alfonso, nos proporciona sobre el
método la siguiente perspectiva. El método
genealógico, ?trata los principios de
parentesco, filiación y matrimonio, que son las bases
sobre las que se sustentan las culturas no industriales. Como en
este tipo de sociedades la gente pasa la mayor parte de su vida
entre parientes, es necesario recoger los datos relativos al
parentesco para poder entender
la historia y las
relaciones actuales. Por ejemplo: Los casamientos
estratégicos entre miembros de diferentes pueblos, generan
alianzas políticas.
Una vez obtenida la red de parentesco, puede
utilizarse en averiguar los derechos de propiedad, las
reglas de residencia y matrimonio, la sucesión de oficios
hereditarios y otras reglas y costumbres de la comunidad?.

En esta misma dirección y en un análisis conocido
como Sistema y
estructura de Parentesco (1996) de Bonte, destaca su
visión sobre el método y puntualiza al definirlo
??como una carta que define
y legitima el estatuto de un individuo o
grupo a partir de cadenas de relación de filiación
ascendentes, la genealogía es uno de esos modelos de
representación indígena, [se está refiriendo
al método etnogenealógico de Conklin] tanto
más extendido en sociedades muy diferentes cuanto que
está asociado a la constitución de grupos
sociales (grupos de unifiliación, grupos cognaticios,
casas, etc.)? (Bonte, 1996:578).

SÍNTESIS
HISTÓRICA

Con respecto a sus orígenes, (Montórfano, 2002)
proporciona algunos antecedentes históricos que aseguran
que la práctica genealógica es tan antigua como
universal. Ya nos referimos a los Helenos, que establecían
su identidad
mediante una genealogía que los unía a seres
semidivinos. Hacia el año 493 a.C., el rey Persa
Darío I ordena la inscripción de Behistún,
(escritura
cuneiforme esculpida en roca) al oeste de Irán.
Según (Encarta, 2000) ?la inscripción aparece en
columnas paralelas que repiten el mismo texto en persa
antiguo, asirio y elamita?. El texto recoge la genealogía
y las hazañas de este monarca.

En tanto, las culturas Incas y
Mayas
guardaban las genealogías de sus gobernantes; algunos
Códices precolombinos, (teotihuacanos, olmecas, aztecas) de
escritura logosilábica, dan cuenta de historia, geografía,
genealogía, economía, ciencia y religión de
estos pueblos.

En otro orden, los textos evangélicos, donde aparece el
árbol de la familia de
Jesucristo, constituyen una clara muestra de la
importancia que tuvo la genealogía para los hebreos, algo
que sucedió también con los babilonios, griegos,
romanos y muchos otros pueblos (Montórfano, 2002), como
hemos adelantado.

Sobre el pueblo hebreo y en particular sobre la
genealogía de Jesucristo podemos señalar lo
siguiente. Analizando la Biblia de Jerusalén en su
edición
española de 1971, (dirigida por José Ángel
Ubieta) encontramos en los evangelios de Mateo, como el de Lucas,
una referencia a esta genealogía. Al respecto,
reproduciremos textualmente la nota del pie de página, de
los editores sobre el capítulo 1 de Mateo,
versículos 1 al 17, desarrollada por traductores franceses
y asumida por los intérpretes al Castellano.

Así entonces, ?la genealogía de Mt, aún
subrayando influencias extranjeras por parte de las mujeres, vv.
3, 5, 6 se limita a la ascendencia israelita de Cristo. Trata de
vincularle a los principales depositarios de las promesas
mesiánicas, Abraham y David, y a los descendientes reales
de este último. La genealogía de Lc, más
universalista, se remonta a Adán, cabeza de toda la
humanidad. De David a José, las dos listas solo tienen en
común dos nombres. Esta divergencia puede explicarse, o
por el hecho que Mt. ha preferido la sucesión
dinástica a la descendencia natural, o bien por la
equivalencia que hay entre la descendencia legal (ley del levirato,
Dt 25 5) y la descendencia natural. Por lo demás, el
carácter sistemático de la genealogía se
pone de relieve, en
Mt, con la distribución de los antepasados de Cristo
en tres series de dos veces siete nombres, cf 69, lo que obliga a
omitir tres reyes entre Joram y Ozias y a computar a Jeconias,
vv. 11-12, por dos (ya que el mismo nombre griego puede traducir
los

dos nombres hebreos afines de Yoyaquim y Joaquín).

Las dos listas terminan con José, que no es más
que el padre legal de Jesús; es que, a los ojos de los
antiguos, únicamente la paternidad legal (por adopción,
levirato, etc.) confiere todos los derechos hereditarios,
aquí los del linaje mesiánico. Esto no excluye, que
María también haya pertenecido a ese linaje, aun
cuando los evangelistas no lo digan? (Biblia de Jerusalén,
1971:1304).

Para mayor profundidad de lo antes transcrito, debemos
precisar que esta genealogía es narrada por ambos
evangelistas, desde dos perspectivas distintas. En el caso de
Lucas, es desde el Ego (Jesús) hasta su ascendiente
Adán, que se establece la relación
genealógica.

Mateo en cambio, narra la genealogía desde el
ascendiente primegénico (Abraham) hasta llegar al Ego, en
este caso Jesús. En el Antiguo
Testamento destaca, la genealogía de David, la cual es
descrita en el libro de Rut
(v 4:18); como también en el libro primero de las
Crónicas (v2:9-17). En el Nuevo Testamento, Pablo en la
primera epístola a Timoteo llama la atención a no dedicar la atención a
fábulas
y las ?genealogías interminables? que promueven disputas.
Según los editores, alude a las ?especulaciones
judías relativas a la historia de los patriarcas y de los
héroes del Antiguo Testamento, al estilo que se puede leer
en el libro de los jubileos? (Biblia de Jerusalén,
1971:1586).

En el año 850 Al-Bujari, sabio islámico nacido
en el actual Uzbekistán viaja por todo el mundo
islámico, recogiendo las tradiciones orales del Hadit
(registro de
los dichos ejemplares y hechos del profeta Mahoma). Según
(Encarta, 2000) ?tanto los suníes como los shiíes
creían que el Hadit era una forma de revelación y
que, por tanto, tenía la misma importancia que el
Corán. De las más de 600.000 tradiciones que
Al-Bujari recopiló, aproximadamente 7.275 fueron recogidas
(con todas las genealogías de sus transmisores desde el
profeta) en una obra titulada al-Sahih (El Genuino)?.

Entre el 422 y el año 1000, fechas de
(Montórfano, 2000) constituye el período oscuro de
la historia, donde la documentación escrita que la atestigua es
mínima y lo poco que fue escrito lo registraron los monjes
irlandeses. Nada fue destinado a la vida diaria y menos al
registro de familias de esa región. Aunque hay escritos en
Francia y
España
anteriores a la época oscura, no es literatura que contenga
evidencias
para realizar aportes a la genealogía.

En Inglaterra el
año 1086 se encarga la realización del Domesday
Book, estudio estadístico, ordenado por Guillermo I el
Conquistador, cuyo objetivo era
inventariar de modo sistemático la riqueza rústica
del país y determinar las rentas que los propietarios de
las tierras tenían que pagar al rey. Este inventario se
realizó a una escala sin
precedentes en la Europa medieval.
Según (Encarta, 2000) ??el manuscrito original estaba
formado por dos volúmenes. Estos documentos fueron
usados frecuentemente en los tribunales medievales y los textos
publicados son empleados ocasionalmente hoy día, en
litigios relativos a cuestiones de topografía o genealogía?.

En otro ámbito y siguiendo a (Montórfano, 2002)
las culturas asiáticas, como la china y la
japonesa, han otorgado también gran importancia a los
orígenes familiares. El emperador de Japón
es un vivo ejemplo de una dinastía que se ha sucedido sin
interrupción durante casi 2.000 años y los
registros permiten constatar tal hecho. En Japón del siglo
VIII; las historias míticas Kojiki (Registros de Antiguos
Asuntos, 712) y Nihon shoki (Crónicas de Japón,
720), describen los actos y la genealogía de los dioses
desde que Japón fue creado por la pareja inicial, Izanagi
e Izanami. Según (Encarta 2000), estos libros del
árbol genealógico imperial desde la diosa del sol
Amaterasu, deben de haber sido recopilados para así dar
validez al derecho divino a gobernar que reclamaba la familia imperial
japonesa.

En lo que respecta a Mesoamérica precolombina, los
Cakchiquel, indígenas quiché, que actualmente
habitan en los departamentos de Chimaltenango, Sololá y
Sacatepéquez en Guatemala,
presentan una genealogía concreta de sus héroes, en
el documento histórico más conocido como el
Memorial de Sololá.

Mas detalles sobre Mesoamérica prehispánica
encontramos en un trabajo denominado Análisis de la
Teología del matrimonio y derecho canónigo y
practicas misioneras en el México del
Siglo XVI (2003) de Ragon, quien nos pormenoriza sobre un
interesante espertizaje en el
conocimiento genealógico de los indios conquistados.
Al respecto y citando a Motolinia, Ragon nos precisa [sobre el
sacramento del matrimonio en la nueva España] ??Era cosa
de ver verlos venir, porque muchos de ellos traían un hato
de mujeres e hijos como ovejas y despedidos los primeros,
venían otros indios que estaban muy instruidos en el
matrimonio y en la práctica del árbol de
consaguinidad y afinidad; a estos llamaban los españoles
licenciados, porque lo tenían tan entendido como si
hubiesen estudiado sobre ellos muchos años? (Ragon,
2003:63).

Lo anterior, en el entendido, que las autoridades
eclesiásticas de la época, intentaba dar respuesta
a las variadas circunstancias de relaciones familiares que los
indígenas presentaban. Todo lo cual, junto con obligarlos
a dictar normas
particulares, hacía necesario contar con un acabado
conocimiento sobre las relaciones genealógicas de los
sujetos para evitar entre muchas cosas, los matrimonios entre
parientes y otras situaciones propias de la poligamia. En la
sociedad Tenochca que era una ?sociedad fuertemente
estratificada, caracterizada además, por un gran
énfasis en el papel de la herencia para la
determinación del status personal?
(Palerm, 1997:161) se hacia imprescindible el conocimiento
genealógico.

En ese contexto, no es de extrañar que ciertos sujetos,
fuesen la memoria
genealógica de muchos de estos grupos. En Parentesco y
matrimonio en la sociedad tarasca prehispánica (2003)
Kuthy nos informa que los Tarascos se casaban con sus propios
parientes para beneficio mutuo. Los ?licenciados? de Ragon, son
los ?casamenteros? de Kuthy, ??como parece que este tipo de
casamiento [endogamia de linaje noble] se llevaba a cabo por los
hombres, no es sorprendente que la traducción propuesta por Gilberti de la
palabra curahpepehperi sea la de ?casamentero? (1987:268)?
(Kuthy, 2003:117). Parte importante de estos datos sobre
parentesco tarasco, fueron obtenidos por Kuthy a través de
un documento denominado; Relación de Michoacán de
1538 ó 1539, donde (Kuthy, 2003:121) nos muestra un
sistema de parentesco Tarasco representando cinco generaciones.
Dicha información fue posible obtenerla en su oportunidad,
por cuanto la Relación de Michoacán, suponemos
posibilita la obtención de antecedentes
genealógicos.

En los Andes prehispánicos, en tanto, en lo que fue el
Tawantinsuyu encontramos el Sapan Inca, hijo del sol quien se
casa con su hermana, le da hijos legítimos entre los
cuales se designa el heredero al trono y tiene esposas
secundarias no incas. Siguiendo a Molinié-Fioravanti
(1996) tras la muerte del
inca su cuerpo es momificado para objeto de culto. Se dispone de
?una genealogía de doce soberanos, generalmente
considerada una cronología; también puede ser
interpretado como un mapa jerárquico que indica la
distancia genealógica entre el soberano y los antepasados
reales. Los lazos de parentesco regulan a la vez la
organización de los linajes aristocráticos, el
principio que jerarquiza a los administradores, el acceso a
la tierra de
los grupos locales (o ayllu) y la integración mitológica de los
pueblos conquistados dentro de la familia del Inca?
(Molinié-Fioravanti, 1996:78).

A fines del siglo XV y principio del XVI, en el valle de
México, la complejidad social y política de los
Tenochca fue posible conocerla a través de descripciones
que se basaban ?en los relatos de cronistas y conquistadores, en
los informes de
los misioneros y de los administradores de la Corona
Española y en los registros documentales de la
época, libros de bautismo, pleitos por derecho de
propiedad, genealogías, etc.? (Palerm, 1997:159).

En la Edad media,
siguiendo con el análisis de (Montórfano, 2002)
ocurrió también que nobles y reyes deseaban a
cualquier precio,
mostrar una relación de sangre con los
personajes mitológicos y admirables. Por esta
razón, los encargados de realizar los estudios
genealógicos no dudaron en ser poco rigurosos como para
satisfacer a sus ilustres clientes. La Edad
Media constituye un período en el que se elaboran un buen
número de genealogías falsas. Recordemos que con la
?llegada de los misioneros [a América] que debían examinar grados
y formas de parentesco antes de autorizar matrimonios; a los
juristas y administradores coloniales que debían tratar
problemas de
sucesión y herencia? (Palerm, 1997:146) constituyeron
importantes insumos para entender la genealogía.

Se puede afirmar que el movimiento
genealógico comenzó en Europa occidental en el
siglo XVI, cuando aparecieron los registros donde están
apuntados, tanto los individuos destacados, como las personas
comunes del pueblo. Estos registros coincidieron con la
aparición de la monarquía en algunos países y fueron
ellos quienes insistieron en realizar registros veraces; la
finalidad era poder cobrar impuestos y,
además, ostentar honorables árboles
genealógicos (Montórfano, 2002).

En Europa el año 1674 se publica Le grand dictionnaire
historique, ou mélange curieux de l?histoire sacrée
et profane (El gran diccionario
histórico, o episodios curiosos de la historia sagrada y
secular), del sacerdote y estudioso francés Louis
Moréri, – que según (Encarta, 2000) – es un
diccionario especial de historia, mitología, genealogías y biografías.

El siglo XVII marca un
importante cambio en varios países europeos. Se
introdujeron nuevos métodos de
búsqueda e investigación que contribuyeron al
desarrollo de esta técnica y, sobre todo, a su fiabilidad.
Es el período de los grandes genealogistas alemanes y
franceses, del jesuita portugués Jerónimo de Souza,
del inglés
Dugdale y del español Luis de Salazar y Castro?
(Montórfano, 2002).

A partir de la segunda mitad del siglo XIX y la primera del
XX, la genealogía comienza a tomar rigor gracias a los
trabajos de historiadores y cientistas sociales, entre los cuales
cabe destacar al médico, psicólogo y
antropólogo británico: W. H. R. Rivers. Que como ya
hemos adelantado, existe consenso general en señalarlo
como el iniciador de este método antropológico en
sus estudios de campo y posterior difusión.

Así, desde sus comienzos como ciencia, la
antropología, hace uso extensivo del método
genealógico, desarrollando técnicas de campo y
métodos de análisis que permitieron ?acercarse al
significado social de las estructuras de parentesco en sociedades
que de otra manera hubieran permanecido conceptualmente
ininteligibles para nosotros. Desarrollado en el estudio de
sistemas de descendencia unilineales este método no pierde
vigencia cuando el objeto de la antropología se extiende
hacia nuestra propia sociedad? (Ruiz Pérez, 1994:71).

A diferencia de los genetistas, a la antropología le
interesa el tratamiento social de las relaciones
genealógicas. Sin embargo, el estudio de estas relaciones
se ha confundido, en parte, con el análisis de parentesco.
L. H. Morgan había basado desde el principio la
comparación de terminologías en el carácter
universal del reconocimiento de éstas relaciones, pero el
?mérito de haber definido en 1910, el estatuto
heurístico del método genealógico de la
encuesta
antropológica corresponde a W. H. R. Rivers? (Bonte,
1996:577).

En este contexto, se hace necesario conocer algo más de
este británico. William Halse Rivers Rivers, nació
en 1864 en Luton (Kent), e inició la carrera de
médico en Londres, antes de comenzar sus investigaciones
de psicología experimental. Dio clases desde 1897 en la
Universidad de
Cambridge y en 1902, en el St. John?s College. En 1889 ?participa
en calidad de
psicólogo en la expedición al estrecho de Torres
dirigida por A. C. Haddon durante la cual hace pasar pruebas
sensoriales a los insulares. Desde entonces, se orienta
decididamente hacia la antropología social y se dedica a
investigaciones de campo entre los Toda de la India del Sur
en 1902 y luego en Melanesia en 1908 y 1914. En 1915 vuelve
parcialmente a la psicología experimental y se interesa
por la terapéutica de los traumatismos de la guerra. Muere
en Cambridge en 1922? (Juillerat, 1996:643).

El cuestionario
genealógico de Rivers permitía, sin necesidad de
conocer la lengua vernácula, acceder al universo del
parentesco y de otros aspectos de la vida social de los
entrevistados. Si bien posee un carácter conjetural y sus
preocupaciones apuntan a encontrar mediante la comparación
efectos determinantes de instituciones
como la familia y el matrimonio, su aporte resultó muy
importante. Rivers ?no se preocupa por el estatuto
epistemológico de su método, en particular del
lugar del referente biológico de la genealogía
(Firth en Rivers 1968). La antropología funcionalista
inglesa, tras Rivers, distinguirá cuidadosamente entre las
relaciones genealógicas centradas en Ego y que incluyen
este referente biológico y las relaciones de parentesco
(Fortes 1970) se trata por lo tanto de un simple método de
aproximación al parentesco? (Bonte, 1996:577-578).

Método, no exento de dificultades en su
aplicación, por cuanto deben en ocasiones considerarse
varias entrevistas y
mucho tiempo en su ejecución. El mismo Radcliffe-Brown,
padre de la antropología británica y como hemos
dicho, discípulo de Rivers, comentó al respecto en
su trabajo de campo en las Islas Andaman en 1906 y 1908
respectivamente. ?Recogí cierto número de
genealogías de los indígenas, pero,
desgraciadamente, mi propia inexperiencia en el uso del
método genealógico y mi consecuente incapacidad
para superar las dificultades con que me encontraba, hicieron
fracasar esta parte de la investigación? (Kuper,
1973:59).

Otro de los antropólogos más importante de esta
disciplina,
Malinowski, después de haber establecido contacto con los
nativos de las islas Trobriand relata, a diferencia que
Radcliffe-Brown, que ??sabía que el mejor remedio era ir
recogiendo datos concretos y obrando en consecuencia hice un
censo del poblado, tomé notas de las genealogías,
levante planos y registré los términos de
parentesco? (Palerm, 1992:38). No obstante, señalemos que
en Los Argonautas de Malinowski, éste no presenta cuadros,
figuras o diagramas de genealogías; sobre los
indígenas de la Nueva Guinea.

Recordemos que Malinowski estuvo preocupado por la forma de
traducir sus observaciones a colecciones sistemáticas de
pruebas. Rivers demostraba la utilidad de la técnica de
las genealogías, pero Malinowski tenía que
desarrollar ?toda una serie de técnicas que abarcara todas
las clases de datos? (Kuper, 1973:31). No olvidemos que para
Malinowski, una de sus preocupaciones metodológicas era
justamente la rigurosidad en la obtención del dato
producto del trabajo de campo. Al respecto, ?la recogida de datos
concretos sobre una amplia gama de hechos es uno de los puntos
esenciales del método empírico. No se trata
solamente de enumerar unos cuantos ejemplos, sino que es
necesario agotar lo más posible la totalidad de los casos
disponibles; y que en esta búsqueda de casos, cuanto
más claro tenga el investigador su plan mental mayor
será su éxito.
Pero, siempre que el material de investigación lo permita,
esta carta mental debe transformarse en algo real, debe
materializarse en un diagrama, un
plan, un cuadro sinóptico exhaustivo de los casos.

Desde hace ya mucho tiempo, en todos los libros modernos,
mínimamente aceptables, que se ocupan de los
indígenas esperamos encontrar una lista o un cuadro de los
términos de parentesco que incluya todos los datos al
respecto y no se limite a señalar unas cuantas relaciones
extrañas y anómalas. En la investigación de
parentesco, siguiendo una tras otra todas las relaciones de un
caso concreto, se desemboca de forma natural en la construcción de cuadros
genealógicos? (Malinowski, 2001:58 y 59).

Ahora bien, en la época de Rivers ciertas abstracciones
teóricas poderosas prometían ayudar a los
etnógrafos académicos a alcanzar el corazón de
una cultura
más rápidamente (Clifford, 1995:49 y 50), por
ejemplo, que la realización de un extenso inventario de
costumbres y creencias. Sin pasar años enteros tratando de
conocer a los nativos y los detalles íntimos de sus
complicadas lenguas y
costumbres, el investigador podría buscar datos
particulares que le permitieran dar cuenta de la armadura central
o estructura de una totalidad cultural. Así ?el
método genealógico de Rivers y luego el modelo de la
estructura
social de Radcliffe-Brown, proporcionaban este tipo de atajo?
(Clifford, 1995:49 y 50).

Los aportes en su momento de Rivers (nos hemos centrado
justamente en parte de estos) han implicado que en la actualidad,
muchos de los programas de
estudio de la Antropología y de otras ciencias
afines, incorporen la técnica genealógica por sus
contribuciones metodológicas. La etnografía sigue siendo la receptora de
parte importante de éstas. En un trabajo émica,
ética y
transferencia (1997) Aguirre Baztán, [citando a Naroll]
quien trató de asegurar el control de la
calidad de la etnografía, reproduce los 25 factores que
participan de este proceso de
calidad científica. Entre éstos; el número
21 es el ?uso del método genealógico? (Aguirre
Baztán, 1997:95).

VIGENCIA Y APLICACIONES
TéCNICAS

Sucintamente, esperamos reproducir algunas de las utilidades
del método genealógico para precisar sobre su
vigencia técnico ? metodológica. Por ejemplo; al
estudiar sociedades con sistemas bilaterales de descendencia –
como las comunidades, barrios y sectores rurales o urbanos -,
tenemos una herramienta muy efectiva para entender las relaciones
de ayuda mutua, los sistemas económicos informales, los
patrones de movilidad espacial y social, las tendencias en los
intercambios matrimoniales o de convivencia sexual o las
preferencias en la selección
de parientes rituales, entre otros. Un interesante trabajo, sobre
la utilización del método genealógico en
investigación social, es desarrollado en el Boletín
de la sociedad puertorriqueña de Genealogía (1994)
por Sonia Ruiz Pérez. Véase al respecto volumen VI de
abril 1994, núm.1/2, San Juan, Puerto Rico, páginas
71-77 en particular.

Como hemos señalado, la asociación del origen
científico del método, con la antropología
hizo que muchas de sus aplicaciones tuvieran lugar en el
exclusivo campo de los estudios de parentesco. Un ejemplo lo
encontramos en la Guía para la clasificación de
datos culturales (1994) de Murdock, donde señala en el
código
601 denominado ?terminología de parentesco? la necesidad
de utilizar los ?cuadros genealógicos? (Murdock, 1994:110)
justamente en los análisis de parentesco. Sin embargo,
agrega en su criterio 173 de historia tradicional y legendaria el
advertir entre otras cosas las genealogías.

En el Manual de campo
del antropólogo (1971) del Instituto Real de
Antropología de la Gran Bretaña e Irlanda, respecto
al método genealógico consigna que éste ha
?demostrado ser de una utilidad tan grande en las investigaciones
de antropología, que hoy se le considera una
técnica sociológica esencial? (ibid. 36). Estos
autores, destacan en su trabajo, las ventajas del método,
sobre todo entre los pueblos que carecen de escritura. Cabe
señalar al respecto que la información se conserva
en la memoria de los
ascendientes por varias generaciones y que los sujetos conocen
por su nombre a un gran número de parientes. Nos
señalan que estos datos para las personas tienen un valor
funcional. Los datos genealógicos se usan para regular los
matrimonios, la herencia de las propiedades, la sucesión
de los jefes, etc. Resulta, por tanto, obvia la importancia de
comprender un principio en constante uso.

Sin embargo, debemos precisar que la memoria de un sujeto
respecto a su parentela, varía según el contexto y
momento en que éste sea entrevistado. Acá es
posible aplicar una máxima en lo que son los estudios de
parentesco. La mayoría de los hombres ?que viven hasta la
madurez pertenecen a dos familias elementales: a una como hijo y
hermano y a la otra como marido y padre? (Radcliffe-Brown,
1982:16).

De esta forma asumiremos la importancia de la
genealogía para los fines de investigación que sea
necesario. Pues, para definir los parientes de una ?persona
determinada se hace remontar durante varias generaciones su
ascendencia, hasta sus cuatro abuelos, sus ocho bisabuelos, o
más arriba y todos los descendientes de sus antepasados
reconocidos, a lo largo de la línea masculina y femenina,
son sus cognados. A cada generación que retrocedemos, el
número de antepasados es el doble del de la
generación precedente, de modo que en la octava
generación una persona tendrá sesenta y cuatro
pares de antepasados (los bisabuelos de sus tatarabuelos). En
consecuencia, resulta evidente que tiene que haber un
límite para el reconocimiento del parentesco de este modo.
Puede ser simplemente un límite de tipo práctico
consecuencia de la imposibilidad de comprobar las conexiones
genealógicas, o puede haber un límite fijado
teóricamente, más allá del cual las
conexiones genealógicas dejen de tenerse en cuenta para
fines sociales? (Radcliffe-Brown, 1982:24).

En las comunidades pequeñas, resulta a menudo posible,
recoger las genealogías de la totalidad de los habitantes.
En otras realidades como las señaladas en el
artículo Investigando en el Medioevo Italiano (sf.) de
Massolo, nos refiere acerca de árboles genealógicos
de italianos cuyas ramas se extienden hasta los años
1.200, lo destaca pues en Europa, algunas personas pueden
reconstruir sus genealogías generalmente hasta el
año 1.600.

Para los autores del Manual de campo del Antropólogo en
cambio, en los que son comunidades pequeñas, recoger las
genealogías constituye un censo y éste la base, no
solo del trabajo sociológico, sino también de
investigaciones sobre población y migraciones. Los datos de las
genealogías proporcionan al investigador los nombres y las
relaciones existentes entre todos aquellos con los que va a
trabajar durante su estudio de campo. Además, le
proporcionan información ?sobre individuos que
están ausentes. Tal conocimiento es de gran ayuda. El
estudio de las relaciones de parentesco, tan importante para la
antropología social, solo puede hacerse mediante una
comprensión adecuada del método genealógico?
(ibid. 36). Es interesante, también el trabajo del
investigador cuando esta recogiendo datos, sobre la vida
cotidiana de un grupo sobre el cual ya se tienen
genealogías, pues el observador está capacitado
para seguir las tendencias de la gente a agruparse de cierta
manera, ?para descubrir si existe relación
genealógica entre las personas que se asocian para
diversas actividades, etc.? (ibid. 37).

En Francia, los estudios sobre el parentesco en las sociedades
complejas, esencialmente centrados en los años 70 recibe
la influencia de la escuela genética
(Jean Sutter), introduciendo el concepto de
?aislado?. ?No se trata como sería en el sentido
común de pensar en una región aislada sino en una
zona en la cual se casan las personas, una zona relativamente
cerrada. Desde este ángulo se encontraban las nociones
antropológicas de endogamia y de exogamia. La
investigación de los aislados, las etapas y las causas de
su rompimiento, exigían la reconstitución de
genealogías y el análisis de la estructura de los
matrimonios y del área de elección del
cónyuge? (Segalen, 2005 en prensa).

Dentro de las múltiples aplicaciones, mencionaremos
algunos ejemplos que tenemos más a mano y más
desarrollados; pero estamos concientes de la existencia de muchos
otros. En esa línea, (véase Davinson, 2002) que en
un pueblo de México rural, lo utiliza para constatar los
inicios de la actividad textil en una comunidad a mediados de los
años 50 y que más adelante detallaremos con mayor
profundidad. En Chile y siguiendo esta línea sobre la
utilidad de las genealogías para determinar otros aspectos
de la vida comunitaria, destaca un trabajo; Diagnóstico sobre inserción laboral de
mujeres mapuche rurales y urbanas (1993) de Sonia Montecino,
Loreto Rebolledo y Angélica Wilson. En esta
investigación ?se levantó un mapa de parentesco a
una familia (linaje) de la comunidad Chiuinpilli, comuna de
Freire [al sur de Chile ? Temuco], para lograr un acercamiento
más acotado y de mayor profundidad de una zona rural, en
relación a los trabajos pasados y presentes de mujeres y
hombres. Los datos obtenidos arrojan información que se
remonta a 5 generaciones otorgando datos de alrededor de 224
personas? (Montecino et al., 1993:45).

En una zona rural de México, en el estado de
Tlaxcala se publica una investigación; La Malinche: Poder
y religión en la región del volcán (2002) de
Romero, que; sustancialmente, es una reflexión en torno a los
cambios en la jerarquía cívico religiosa
comunitaria de algunos pueblos postnahuas del área. En dos
etapas que divide su trabajo, destaca, la aplicación del
método genealógico justamente para abordar
problemáticas tales como; apropiación del poder,
conflictos
faccionales, participación de los fiscales en
política y controles religiosos de la comunidad por citar
las más importantes. En esta fase señala el uso del
método genealógico que le ??permitió conocer
los grupos de parientes, ocupación, edad, residencia
barrial y los cargos de mayor jerarquía que detentaban,
para lograr una explicación del dominio de los
grupos familiares en la comunidad y la posición ocupada en
el conflicto
faccional? (Romero, 2002:21-22). En lo eminentemente operativo,
este investigador Tlaxcalteca refiere que el universo de
análisis a través del que aplicó el
método genealógico, fue de aproximadamente 30% de
2000 individuos [600] y que ajustó la información
vinculada a la edad, cuando los informantes la
desconocían.

Continuando con nuestro análisis, otro aspecto
importante a los ya mencionados lo constituye, la
identificación de otros hechos que es posible realizar
mediante el trabajo genealógico. Por ejemplo y como lo
sugiere el Manual de campo del antropólogo (1971) en
ocasión de ceremonias relacionadas con nacimientos,
matrimonios, defunciones, resultan inapreciables los datos
genealógicos concernientes a los principales participantes
a esos eventos. Al
recoger las genealogías el investigador encontrará
confirmación y a veces información nueva e
inesperada, respecto al matrimonio de viudas, costumbres
especiales en los patrimonios entre parientes de los jefes, etc.,
etc. La recopilación de datos genealógicos tanto
por la información exacta que proporcionan como por su
carácter de procedimiento introductivo al grupo, facilita
un excelente fundamento a toda la investigación.

Más adelante veremos, cómo los niños,
son quienes recuerdan con mayor precisión, el nombre de
sus parientes de la misma edad, aunque estos se encuentren en un
lugar distinto al de residencia. Es frecuente encontrar algunos
de los miembros de la familia de la comunidad que tienen un
conocimiento especial de las genealogías. Una
recomendación del manual; sobre esta particular; ?estas
personas son magníficos informantes. La información
que proporcionen los jóvenes sobre este asunto debe
tomarse con muchas precauciones, excepto en lo que se refiera a
su propia generación. [Igual aspecto señala Rivers,
1985:87]. Este tipo de conocimiento se adquiere gradualmente, por
lo general mediante las enseñanzas de los ancianos de la
comunidad. Por supuesto, al recoger las genealogías se
encuentran muchas superposiciones. Una familia a la que en un
sitio se menciona como antecesora del padre del sujeto
aparecerá en otra como antecesora de la madre de otro
sujeto, o de la esposa de un tercero. Esto permite corroborar los
datos y probar la exactitud de los distintos informantes? (ibid.
37).

Podemos resumir, que existe un consenso general, en el hecho
de que el método genealógico nos permite
adentrarnos en otros patrones de comportamiento
de los grupos en estudio. Entre muchos, pueden ser la
persistencia de oficios, (Montecino et al, 1993) auto
percepciones raciales (Larrea, 2004) migraciones, desplazamiento
geográfico, escolaridad, comportamiento o
afiliación política, (Romero, 2002) patrones de
matrimonio (Robichaux, 1995) y fecundidad, tendencia a ciertas
enfermedades,
rasgos fenotípicos persistentes, uso o abuso de drogas,
alcohol, etc.
En Cuaxinca (México) Tereucán (2003) aplica el
método para conocer las relaciones de parentesco en ese
pueblo, considerando tres generaciones, para ver los
vínculos de parentesco lejanos y cercanos, redes de ayudas, endogamia,
exogamia, últimogenitura, unidades de residencia y gasto,
entre otras, cuya información era relevante para efectos
de familia mesoamericana, ciclos de desarrollo de los grupos
domésticos y redes de reciprocidad.

En sociodemografía, la Asociación de Demografía Histórica, informa de un
congreso del año 2001 donde destacan dos trabajos. El
primero; Dinámicas demográficas de las
élites vascas desde el siglo XIV al XVII: una
aproximación a partir de sus genealogías donde se
propuso el empleo de las
genealogías en la investigación de las
dinámicas demográficas de las élites vascas.
Y una segunda exposición
donde se analizó la utilidad del uso de las
genealogías en los estudios de demografía
histórica, proponiendo el uso de programas de
genealogía en la investigación poblacional.

En otro orden, como señalábamos los
orígenes fueron en el área de la medicina -y de
ahí fue asumido por la antropología -, sus
aplicaciones siguen siendo vastas y vinculadas actualmente a su
nicho inicial. En España por ejemplo, la Universidad de
Alcalá, a través de su Departamento de Enfermería
y para sus programas de diplomado, (2005) establece en sus
programas curriculares, el uso por los alumnos del método
genealógico. Con el objetivo de contar con una
representación visual, a la hora de planificar cuidados,
dado que para ellos es de suma utilidad conocer los
vínculos de parentesco de la persona que requiere
atención médica, para saber con quién se
cuenta como familia y así poder recuperar al sujeto en los
centros hospitalarios. A ello se suma, una asignatura denominada
Antropología del cuidado, que complementa parte importante
de los contenidos a estos profesionales de la salud.

Las vinculaciones entre Medicina y Antropología no son
recientes, en un trabajo Relaciones raciales, parentesco y
género
en Brasil (2004) de
Larrea Killinger se centra en el análisis de las
relaciones raciales y el papel que éstas juegan en el
ámbito de las relaciones de parentesco en Salvador de
Bahía. Estudiando el sistema de clasificación
racial que las mujeres utilizan para referirse a sus parientes
durante el proceso de elaboración de sus
genealogías. Los datos etnográficos proceden de una
investigación centrada en analizar y evaluar el impacto
epidemiológico de un programa de
saneamiento en dos barrios concretos de esa ciudad. En la
aplicación del método genealógico ?se
recogieron cinco tipos de datos distintos para cada uno de los
parientes: la categoría de parentesco, la edad, la
categoría racial, la ocupación y el barrio o ciudad
de residencia. La técnica de recolección de esta
información fue libre y espontánea y de
ningún modo las mujeres tuvieron que elegir entre las
cinco categorías seleccionadas por el censo
brasileño.

Todas ellas llevaron a cabo su propia identificación
racial y la de sus parientes por autoatribución sin
poderse refrendar el mismo proceso para cada uno de los parientes
por razones metodológicas. Posteriormente se
entrevistó a dos mujeres que no participaron previamente
en la elaboración de las genealogías para que
definieran los términos raciales empleados por las mujeres
entrevistadas? (Larrea, 2004:68).

Muchas de las aplicaciones del método
genealógico, en la reconstrucción de las historias
familiares, quedan de manifiesto en La reconstitución
genealógica: una herramienta para la historia social
(1996) de Picó para el caso de sus estudios en Puerto Rico. En
este señala importantes avances y hallazgos en la historia
social en ese país, mediante el uso del método.
Menciona varios este Jesuita puertorriqueño, no obstante
señalaremos algunos. Morales Muñoz buscando
identificar a los fundadores de pueblos y a los iniciadores de
apellidos puertorriqueños, vinculó sus esfuerzos al
examen de los grandes asuntos de las épocas que estudiaba.
El trabajo de (Géigel) sobre la genealogía de
Campeche documentó la transición de la esclavitud a la
libertad en
una familia de origen africano y (Ursula Acosta y David Cuesta
Camacho) en su libro Familias de Cabo Rojo han podido
reconstituir las hegemonías y las fisuras sociales en un
municipio en el siglo XVIII.

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Autor:

Guillermo Davinson

http://www.sappiens.com/castellano/articulos.nsf/Enfermer%C3%ADa/Genealog%C3%ADa_del_m%C3%A9todo_geneal%C3%B3gico/0F5DECDF917E7318C125700D0058D5F5!opendocument

Área: Enfermería

Materia: Genealogía

Fecha de publicación: 26/05/2005 18:10:19

Partes: 1, 2
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